Un ERP o Enterprise Resource Planning es un sistema de planificación de recursos empresariales que se centra en la gestión de la producción, la logística, la distribución, las facturas y la contabilidad. Es decir, se trata de una herramienta informática destinada a mejorar el control sobre los procesos y procedimientos de la empresa.
La implementación de un ERP no es fácil, ya que afecta a diversas áreas de la empresa y, por tanto, puede prolongarse durante varios meses. Además, introducir un software de gestión de este tipo supone un coste económico que muchas pymes se resisten a asumir. Sin embargo, los beneficios que se obtienen tras este primer periodo de adaptación al sistema compensan el coste inicial:
- Agiliza la toma de decisiones. El sistema ERP es capaz de centralizar y unificar todos los datos de los distintos departamentos de la empresa, además, tanto directivos como mandos intermedios tienen acceso a esa información en tiempo real. Por tanto, será mucho más fácil tomar las decisiones sobre el negocio, ya que se dispone de la información necesaria para valorar todas las opciones. Además, es fundamental para anticiparse al futuro y planificar las acciones de la compañía a largo plazo.
- Flexibilidad. Los sistemas ERP funcionan mediante módulos, es decir, se pueden implementar los departamentos que se necesite en cada momento e ir creando otros módulos o funcionalidades conforme se haga necesario. Se trata de un sistema de gestión muy flexible.
- Evita las duplicidades. Gracias al ERP, cada departamento de la empresa está al tanto de las acciones que está realizando el resto de los equipos de trabajo, por tanto, se acaba con las duplicidades de tareas o informes.
- Mejor comunicación interna. En el mismo sentido que el punto anterior, el ERP mejora la comunicación interna entre los distintos departamentos, facilitando colaboraciones que pueden resultar muy productivas.
- Personalización. Como se ha comentado, los sistemas ERP son modulares y, por tanto, muy flexibles, esto facilita la implementación de una herramienta adaptada completamente a las características de cada empresa.
- Mayor control y trazabilidad. Permite hacer un seguimiento del producto desde principio a fin, es decir, desde que llega la materia prima hasta que el artículo llega a los clientes. De esta forma, cuando se produce cualquier error en la cadena de producción, se detecta inmediatamente en qué punto se ha producido el fallo para resolverlo en el menor tiempo posible.
- Las tareas se automatizan. Algunas de las tareas más mecánicas y costosas que se realizaban a mano (facturas, albaranes,…) se automatizan y el equipo humano puede dedicarse a funciones más productivas.
- Se gana eficiencia. Con la automatización y la disminución de errores y de duplicidades se reducen los costes y se gana en competitividad.
- Integración de proveedores y clientes. Si se quiere, se puede dar un paso más en el sistema ERP e incluir en la cadena a proveedores y clientes. La información que se obtiene de estos agentes es de alto valor y permite mejorar el producto o servicio y los procesos.
- Todas las ventajas comentadas anteriormente se enfocan a un mismo objetivo, mejorar el rendimiento de la empresa y, por tanto, aumentar los beneficios.