Internet y las redes sociales se han introducido en la vida cotidiana de los españoles, no sólo en el ámbito más íntimo, sino también en el laboral. El 78% de la población entre 16 y 74 años utiliza internet y alrededor del 65% está presente y gestiona sus propias redes sociales. Sin embargo, la gestión y el uso que se haga de esos perfiles sociales pueden llegar a provocar un serio problema en el puesto de trabajo.
Existen dos tipos de conflicto que pueden derivar, incluso, en un despido procedente por parte de la empresa. De hecho, cada vez son más los juicios de tipo laboral que se plantean precisamente por el uso indebido de las redes sociales.
En algunos casos, la difusión de un contenido negativo por parte de un empleado ha llegado a causar daños de dimensión internacional y de muy difícil reparación. Como ejemplo, el caso de un trabajador de una importante cadena de pizzerías que difundió un vídeo en el que escupía en uno de los alimentos que estaba cocinando.
Estos conflictos son también los más difíciles de controlar porque el uso de las redes sociales de un particular pertenece al ámbito privado y la empresa no puede ejercer ningún control previo.
Por eso, la mejor prevención para evitar este tipo de conflictos pasa por instaurar una estrategia de comunicación interna clara y transparente que incluya aspectos como:
Por otro lado, aunque la publicación de contenido en redes sociales se enmarca en la privacidad del empleado, si esos contenidos demuestran el incumplimiento de obligaciones laborales, también pueden ser motivo de despidos improcedente. Es el caso de trabajadores que han difundido fotografías de su asistencia a conciertos u otro tipo de acontecimientos festivos cuando se encontraban de baja por enfermedad.
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